Invictus

Desde la noche que sobre mi se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia
no me he estremecido ni llorado en voz alta.
Bajo el vapuleo del azar, mi cabeza está ensangrentada,
más no inclinada.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años me encuentra,
y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino,
Soy el capitán de mi alma.

sábado, 9 de enero de 2010

La gente se muere sabes?

Si, me he currado mucho el titulo. Bueno, es que no sabía que poner...y a mí como que lo de pensar o discurrir no va conmigo.
En fin, pues nada que como nunca subo nada según unas amigas (sí Clara y Diana, me refiero a vosotras) voy a subir algo.
Aviso, si estáis depres o muy muy muy felices y no queréis estar tristes, no lo leáis. También os digo que no tiene mucho sentido...nada tiene sentido. Por que no me vayáis a decir que algo en esta vida, sobre todo lo que escribo o digo yo, tiene algún sentido. ¿Verdad que no? Así me gusta, que no le llevéis la contraria a Doña. Sin sentido. Bueno como se que luego ciertas personas me van a echar la bronca por decir esto y que muchos os estáis aburriendo como burros en una tienda de vídeo juegos, voy a dejaros ya en paz. Muchos besos a todos=)...Igual es mejor que lo suba en los partes y así os dejo con la intriga...aun que es una mierda.


La puerta de la entrada se cerró, y Susan vino hasta donde estaba yo, en el sofá del salón.
—¡¿Te parece normal interrumpirme?!—me gritó al llegar.
—Oye, que no es culpa mía que las llaves se fuguen de mi mochila—bromeé aunque al parecer el horno no estaba para bollos.
—¡Ay, mira como me río! Ja, ja, ja—se puso seria y me señaló con el dedo en señal de amenaza—. Como vuelvas a meterte en mis asuntos, te la cargas.
—Como me la cargue, te la cargas tú—le devolví la amenaza.
—¿No me digas, pequeñaja?—se burló— Anda, no me toques lo que no tengo.
—Tranquila, no tengo ningún interés en tocarte el cerebro—me reí de ella—. Te recuerdo, cerebro de pulga, que mamá no sabe que tienes novio y se piensa que vienes a casa andando.
Se me quedó mirando como una tonta.
—¿Se lo vas a decir?—preguntó.
—Ostras, lo has adivinado—le aplaudí—. No me voy a cortar un pelo en decírselo a mamá si tu dices una sola palabra de que te molesto y no se qué chorradas más.
Me miró con cara de odio.
—Vale—contestó tras recapacitarlo. Después, cambió de tema totalmente—. ¿Qué miras?—me preguntó sentándose a mi lado en el sofá.
—Una película muy extraña. Se llama Outlander. Transcurre en la época de los vikingos pero hay pistolas, monstruos raros y naves espaciales—al final nos quedamos viendo dos películas más que salían después hasta que sonó mi móvil.

¡Rin, rin!

Saqué el móvil del bolsillo del pantalón y miré quien me llamaba: mamá.
—Hola, mamá—dije—. ¿Qué tal la abuela?
—Bien—contestó—.Por cierto, ya has ido a por los papeles con Susan, ¿no?
¡Porras! Se me había olvidado con todo el lío de mi hermana.
Cogí una hoja de papel en blanco que había encima de la mesa y la empecé a arrugar cerca del móvil.
—Hay…inter…ferencias—dije con el papel al lado de la boca—Lo…siento…te…llamo lue…go—no me molesté si quiera en colgar, directamente apagué el móvil para que no volviera a llamar, cosa de la que me arrepentí más tarde.
—¡Susan! Tenemos que ir a buscar unos papeles para mamá ahora mismo.
—¡¿Y me lo dices ahora?!
—No, si te parece mañana.
—Muy graciosa.
Salimos a la velocidad del rayo de casa. Sólo nos dio tiempo de coger las llaves y meternos el móvil al bolsillo.
Fuimos doblando esquinas y cruzando calles a una velocidad “supersónica”.
—¿Dónde está exactamente ese sitio?—pregunto Susan entrecortadamente a causa de la carrera.
—Pues… en frente de “Johnny´s”—contesté.
Corrimos y corrimos por las calles solas y oscuras de Salinas.
Después de una larga y cansada carrera conseguimos llegar al D. P. T (Departamento de Papeleo de los Trabajadores), lugar donde los empleados de la peluquería Jackman iban para recoger sus cheques mensuales y demás papeles.
Abrimos la puerta con brusquedad y rapidez y corrimos hasta el centro de la gran habitación, donde había una mesa con un montón de papeles y un hombre, sentado en una de esas sillas donde se sientan los peces gordos de las empresas, leyendo un periódico de hace una semana y fumando un puro barato, del que salía una pequeña tira de humo.
—¿Qué queréis a estas horas de la noche, niñitas?—ladró el hombre retirándose el periódico de la cara. Era, como había deducido antes, el típico pez gordo (nunca mejor dicho). Tenía, aproximadamente, tres pelos en la cabeza, la nariz aguileña y los labios fruncidos con el puro en la boca. Era más bien viejo, unos 60 años diría yo, con un gran bigote blanco, que hace años habría sido negro, como el pelo.
—Somos las hijas de Lily Jackman, la jefa de la peluquería—recalqué la palabra jefa, a ver si tenía un poco más de respeto—.Nos ha mandado venir aquí para buscar no se qué papeles.
—¡Ah!—sonrió—¿Las hijas de la jefa?—asentimos—Vale…unos papeles—empezó a buscar entre los grandes montones de papeles que tenía encima de la mesa.
Al cabo de unos largos e infinitos minutos, el hombre gruñón exclamó “Eureka”.
—Por fin—susurré.
—Aquí los tienen—nos tendió 5 folios de un color cada uno (rosa, verde, amarillo, azul y rojo) —. Si hay alguno equivocado, no duden en venir a reclamarlo.
—Claro, gracias—dijo Susan al tiempo que cogía los folios con números y letras impresos.
—Adiós, señoritas—hizo un gesto de despedida con la mano y sonrió. Habíamos mejorado.
—Adiós y gracias—dije yo.
Nos fuimos por donde habíamos venido y empezamos a andar por la calle, estábamos muy cansadas para correr.
—Se ha tomado su tiempo el hombre ese, eh—se quejó Susan.
—Ya. Jo, como lleguemos tarde a casa, me río—dije sarcásticamente.
Como era de noche, muy tarde, no había nadie en la calle.
Entonces, todo sucedió muy deprisa:
Oí el rugir de un motor de coche. Me giré, y vi un coche negro acercarse hacia nosotras por detrás a gran velocidad y sin ningún control. Como un auto reflejo, grité:
—¡¡SUSAN!!

3 comentarios:

LaDamaLobuna dijo...

joeer ya te valee luegoo me dices a miii!
muuy chulo me encantaaa!!! (como si no lo hubiera leido, te lo prometo ;)
Ya te vale..
teqiiero peqeñajaa!!!!!!
Un besoo

Palabras en la noche dijo...

jajja en el fondo tekiero ajjaja

Anónimo dijo...

¡¿No me jodas k la gente se muere?!!!!!!!!!! ¡no lo sabía!!!!!!!! jajaj es broma, oie, ia te vale, eso de asesinar a todos... y aunk no los asesines da iwal, ¡pobres! weno eso y k subas algo k no hayamos leido, para variar. Weno, vale si ahora te digo lo k kieres oir..... ¡¡¡jaja pues te kedas cn las ganas!!!
un beso wapisima k sta mu bn sigue!!!! (ala, ia lo e puesto)