Bueno, en primer lugar: vuelvo. Sí, lo siento, pero es que se me estaban olvidando las cosas que quería escribir las ideas y eso.
Segundo: creo que voy a cambiar el título del libro de "Somos cuatro" a "Somos cinco" cosa que entenderéis cuando sigáis leyendo.
Tercero: creo que Clary Claire se va a enfadar conmigo porque estoy empezando a alucinar con el libro y con su papel, y me está rondando una idea en mente...
Cuarto: no voy a subir mucho, ya subiré más otro día.
Quinto: Di, vas a ganar, te lo digo yo. Pero no me vas a dar el portátil, no lo puedo pagar...
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–Unos 20 millones y medio de cada.
—¡Coño!—exclamó Clary.
—¡La ostia!
—Está bien.
Nos quedamos mirando a Jaky como si estuviera loco:
–¿Está bien?!¿Está bien?!—preguntó Clary retóricamente— ¡Es ovariudo!
—Cojonudo—le corrigió—. Pero una duda, Albi…
—Dime.
—¿Y todas las cámaras de seguridad? Porque en los planos no las veo…
—¡Cierto, cierto!—recordé—. Las cámaras están marcadas con triángulos morados. No podemos desconectarlas porque los guardias tampoco son idiotas, por lo tanto, vas a dejar siempre la misma imagen: la congelas.
—Hecho, pero Di no habrá llegado aún a la sala de los ordenadores…
–Eres hacker, ¿no?—pregunté retóricamente.
–Sí, algo haré, como siempre. Soy un genio, que se le va a hacer…
—Sí, bueno lo que tú digas… — le cinchó Clara.
—Siempre es lo que yo diga, por supuesto.
—Ya, que gracioso el pendejo este—se metió Di.
—¡Quiere escucharme alguien!—les corté.
—La verdad es que no… —contestó Clary y mi zapatilla fue a parar en su cara.
—Gilipollas.
—Mucho gusto—le sonreí y, después, me dirigí a todos—. El atraco será dentro de dos días, el sábado. A las 24:30 ¡en punto, Clary!
—¡Sólo llegué tarde una vez!—se defendió.
—Sí, lo sabemos—contestó Diana—. Pero casi nos pillan por tu culpa.
—Y, por eso mismo—señalé—, estamos todos aquí y con todo preparado a menos veinte. El trayecto hasta ahí son de unos veinte minutos. Y, ahora, señores, me voy a dormir.
Recogí los planos y me fui a acostar.
CAP 2: Y TODO EMPEZÓ
Camiseta negra, pantalones de cuero negros, chaqueta de cuero negra y cinturón (¿lo adivinas?) negro.
Me até las deportivas negras y me dirigí al trastero a elegir armas.
—A ver, a ver—miré de una en una cada pistola—. ¿Quién será hoy la afortunada de venirse conmigo?
Acabé por colgarme dos Star 30M a cada lado de mi cintura en el cinturón con sus 2 respectivas cargas de 12 balas cada una.
Y, de la espalda, me colgué dos negras y elegantes metralletas con dos tiras de 25 balas para cada una alrededor de la espalda, como bandas.
Cogí también dos Magnums para Jaky y dos metralletas más para dejarlas en el maletero. Nunca se sabe.
Después, subí de nuevo a los
—¿Estáis todos listos?—preguntó Jaky colocándose las armas que le había proporcionado dentro de la chaqueta, en unas fundas como las de los policías.
—Sí—dije yo cogiendo dos mochilas y dos BlackBerrys.
—Lista—anunció Di colocando su látigo en el cinturón, al lado de sus nunchaku.
—Lo mismo digo—acabó Clary mientras se colgaba dos espadas finas, cruzadas, en dos fundas a la espalda.
—Pues nos vamos de fiesta.
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El primer capítulo, que no lo puse, se llama lo que quiero lo consigo.